La energía nuclear, a debate. Pero ya sabíamos de las virtudes y defectos del átomo, y no hace poco. Quizá somos algo avestruces, o ya nos tocó el alzheimer. Ahora que le llegó el turno a Japón (uno de los países más y mejor preparados en materia de cataclismos), medio mundo se conmueve a la par que acongoja, y manda revisar una por una todas las instalaciones nucleares (operación que llevará a cabo una subcontrata, con todos los permisos y autorizaciones, pero austera con sus trabajadores). Más me impone a mí la calma, con que un pueblo sabe llevar el desastre.
Que sí, que es la energía más barata, y con diferencia contrastada. ¿Cuál es el problema? Se habla de debate, preocupación, condiciones… efectos a largo plazo (¿a largo?) El camino a una solución definitiva es más bien corto, un sendero pedregoso de pronunciada pendiente, donde cada piedra es un coste. Y llegó el tema económico, como punto y final, arrastrando tsunamis de palabras que solapan el miedo, trasformándolo mágicamente en falaces suspiros de alivio: Japón, queda muy lejos, aquí nunca sucederá nada por el estilo. No seamos cretinos. A la Tierra le duele el corazón, por culpa de una bacteria que obstruye sus venas, de nombre Humanidad. Y mucho me temo que, nuestra Pacha Mama, se prepara para defenderse. Y no existe energía nuclear que pueda detener a una madre herida.
Pongan a todos los guionistas de series B a trabajar en ideas para extraer energía hasta debajo de las piedras, pues, por lo visto, la mayoría de científicos-políticos carecen de imaginación, o de dinero, o de tiempo, o de valor. ¿O acaso no temenos sol, luna, mareas, temperatura en la corteza terrestre?... ¿Acaso existen pilas más duraderas que las citadas, dinamos más regulares? Yo, que trabajo el el sector energético, les aseguro, revisando con esmero mis humildes conocimientos, que no.
Salud
Nelo