Traición
La colmó de caricias, besos y abrazos. Caminó sin descanso por las sendas de su piel. Su aliento acelerado dibujó estelas en la bruma y el sol de su mirada acarició su desnudez. Y al fin llegó al oasis de su cuerpo, del que bebió hasta saciar su sed.
¿Quién iba a decirle que aquel néctar tan dulce estaba envenenado?
"Jamás lo volveré a hacer", se dijo, por enésima vez.
¿Quién iba a decirle que aquel néctar tan dulce estaba envenenado?
"Jamás lo volveré a hacer", se dijo, por enésima vez.
Nelo
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