
Se ha dado un desenlace terrible. La familia, a la que doy mi más sentido pésame, debe ahora afrontar la sinrazón del ser humano, que a veces parece abocado a la involución. Y seguiremos haciéndonos la misma pregunta: ¿Qué ha fallado en el sistema?... ¿Por qué?
Una losa de este calibre no se supera en la vida, qué duda cabe, pero hay que aprender a vivir con ella sin caer en el vacío de la desesperación. Que la lucha nos otorgue la fuerza necesaria para seguir combatiendo día a día, que la verdad sea un arma, que la razón impere sobre los sentimientos erráticos. Y que la justicia juegue su papel con mano muy dura, sin concesiones, aplicando al/los culpables la pena que corresponda según los dictados de la Ley... Porque la muerte, no concede una segunda oportunidad.
No es este un caso especial para mí. Pero representa un esquema que odio y no comprendo, ni creo llegue a comprender jamás. Y he querido hacer eco de mi desvelo.
Un fuerte abrazo, Marta.
Nelo