miércoles, 8 de abril de 2009

Consumismo desmedido: veneno lento

...Hablamos de progreso y evolución con la prepotente seguridad de aquellos que nada temen al destino; pero en cuanto a calidad de vida se refiere, encuentro más adecuado el término involución, dada la incertidumbre que, disfrazada de reina mala o recibo a fin de mes, comanda nuestros pequeños mundos materiales; los espirituales yacen en el abandono.
Abocados a la pérdida paulatina de valores humanos, nos hemos transformado en autómatas del consumo, idiotizados por multinacionales que sólo buscan exprimir nuestra economía doméstica, arguyendo artificios en clave, mostrando ofertas engañosas y otorgando falsas promesas: artimañas amparadas por una ley inacabada, ingenua e imprecisa. Pero somos demasiado idiotas para darnos cuenta y sonreímos felices cuando logramos alcanzar lo que la masa deseaba con fervor casi enfermizo –o esa es la impresión que se nos transmite–, dando escasa importancia a la utilidad real del producto, a la necesidad de este. Voracidad, gula.
Pero no toda la culpa es del Sistema. Somos borregos guiados por un pastor sin escrúpulos que sólo piensa en su propio beneficio. Nos dejamos engañar porque necesitamos involucrarnos en una sociedad mal llamada "del bienestar" posesiva, egoísta, creada por nosotros mismos a imagen y semejanza de las ficciones televisivas, del bombardeo de falaz información a que estamos expuestos de manera constante y precisa. Se aprovechan de nuestra falta de valores, de identidad, de una incultura consumista implantada quirúrjicamente en nuestras mentes ociosas.

Evolución y pensamiento lógico es utopía cuando se desea conseguir un mundo mejor, más justo, más limpio, más feliz. Materialismo y esclavitud es la realidad. Hasta que no descubramos nuestros propios errores, y los comprendamos, no avistaremos la otra orilla. Por supuesto, dejar que decidan por nosotros en mucho más cómodo, pero de esta forma queda en sus manos nuestro destino. Jamás lo olvidemos.
Qué cierta es la frase “El hombre es esclavo de sus pertenencias” Trabajamos, pues, para mantener cierto nivel de vida, aunque nunca nadie hablará de un baremo, un límite sensato. Y jamás saciaremos nuestras necesidades porque el poder económico propicia la avaricia. En muchos casos poseemos sin llegar a ser dueños de lo que compramos, ya que el dinero pertenece a determinada entidad bancaria cuyas inversiones recaen en grupos de presión de mayor poder, de mayor calado, verdaderas fuerzas fácticas. Mentimos, y nos mentimos a nosotros mismos cuando afirmamos “yo tengo”. Lo que tenemos, nos tiene a nosotros. Imbéciles… En verdad no somos nada, absolutamente nada; un suspiro en el tiempo, una mancha. Y morimos por poseer, perdiendo a cada paso instantes de felicidad que ya nunca regresarán.

La realidad impera, y ha dejado claro que este no es el camino. No hay más que leer entre líneas, limpiar de paja la información. Busquemos otro. Entre todos, no puede ser tan difícil.

Nelo

6 comentarios:

Alma Mateos Taborda dijo...

Muy bueno todo , es un placer caminar por acá. Un abrazo a la distancia

Nelo dijo...

El placer es mío, Alma, recibirles por aquí.
Saludos
Nelo

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Hola, Nelo, ¿cómo te va con la pequeñina? ¿Te deja dormir? Espero que sí,para ello debes dejar de besarla tanto pues eso la matiene alerta.
Sobre esta entrada es una muy buena reflexión.Me ha gustado mucho. Me has sorprendido al decir "avocados", pues existe otra palabra con la letra b, abocados, que significa "destinado a".Creo que es la que procede en tu escrito.
Pero no me hagas mucho caso. Un abrazo y besitos a las niñas.

Nelo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nelo dijo...

Hola, compañero Juan. Agradezco tus consejos de veterano. Efectivamente, ambas palabras serían correctas, pero para mejor comprensión me quedo con el "abocado" que sugieres.
Gracias, un abrazo.
Nelo

Esther dijo...

“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada uno no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, ser tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir jamás la tiranía”
Mariano Moreno (Argentina, 1778 -1811)
En aquel momento, “tiranía” era una palabra concreta que identificaba hombres concretos. ¿Hoy? Hoy… hoy la trinchera es, por ejemplo, intentar revertir en las escuelas el pensamiento de los adolescentes, cuando, ante cualquier conocimiento del que se hable en clase, se encogen de hombros y preguntan: “¿Y eso para qué me sirve?”. Están pensando, obviamente, en: “¿Y eso me servirá para tener más dinero, mejor trabajo, ser famoso o admirado? ”.

Buena entrada, Nelo!!

Abrazos,
Esther