lunes, 5 de enero de 2009

Primera sorpresa del año

Y sí, llegó pronto y de la manera más inesperada. Me disponía a leer un cuento a mi hija, como cada noche, para encaminar sus sueños (Cabe decir que sólo tiene dos añitos). Recordar alguna de sus historias preferidas es algo inexcusable para ella, a la hora de dormir, como para mí comer algo dulce después de cenar, aunque sólo sea una galleta. Apenas empiezo a describirle la primera escena, ella me dice: "No, papá, yo te lo cuento a ti", y me arrebata el libro de las manos, lo abre por cualquier página y empieza a contar una historia incomprensiblemente hermosa, que nada tiene que ver con el relato escrito, ni con la lógica. Sonrío. No entiendo nada, pero su graciosa retaila causa efecto y al rato casi me duermo, tumbado a su lado bajo la tenue luz, proyectada en el techo, de la lamparita con dibujos de animales imposibles.
Que tengan ustedes también dulces sueños.

Nelo

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