Y sí, llegó pronto y de la manera más inesperada. Me disponía a leer un cuento a mi hi
ja, como cada noche, para encaminar sus sueños (Cabe decir que sólo tiene dos añitos). Recordar alguna de sus historias preferidas es algo inexcusable para ella, a la hora de dormir, como para mí comer algo dulce después de cenar, aunque sólo sea una galleta. Apenas empiezo a describirle la primera escena, ella me dice: "No, papá, yo te lo cuento a ti", y me arrebata el libro de las manos, lo abre por cualquier página y empieza a contar una historia incomprensiblemente hermosa, que nada tiene que ver con el relato escrito, ni con la lógica. Sonrío. No entiendo nada, pero su graciosa retaila causa efecto y al rato casi me duermo, tumbado a su lado bajo la tenue luz, proyectada en el techo, de la lamparita con dibujos de animales imposibles.
ja, como cada noche, para encaminar sus sueños (Cabe decir que sólo tiene dos añitos). Recordar alguna de sus historias preferidas es algo inexcusable para ella, a la hora de dormir, como para mí comer algo dulce después de cenar, aunque sólo sea una galleta. Apenas empiezo a describirle la primera escena, ella me dice: "No, papá, yo te lo cuento a ti", y me arrebata el libro de las manos, lo abre por cualquier página y empieza a contar una historia incomprensiblemente hermosa, que nada tiene que ver con el relato escrito, ni con la lógica. Sonrío. No entiendo nada, pero su graciosa retaila causa efecto y al rato casi me duermo, tumbado a su lado bajo la tenue luz, proyectada en el techo, de la lamparita con dibujos de animales imposibles. Que tengan ustedes también dulces sueños.
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